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Memoria contra la corrupción: datos y algoritmos para investigar compras públicas

Una página web, un buscador y más de 245.000 contratos públicos. Con solo ingresar el nombre de una empresa o entidad, en un abrir y cerrar de ojos un algoritmo chequea cientos de documentos y arroja porcentajes de riesgo de corrupción. Así es como funciona FUNES, la herramienta que Ojo Público creó para investigar las contrataciones del Estado. 

FUNES ya fue un aliado clave en muchas de las investigaciones que Ojo Público realizó desde su creación. En 2019, por ejemplo, permitió detectar que el principal proveedor de leche en el Perú fue el único oferente de los procesos de compras en el 90% de los contratos que obtuvo y que el Estado le adjudicó más de U$S 70 millones.

La plataforma es el resultado del trabajo de más de 10 personas durante un año. Con el apoyo de un fondo de la iniciativa ALTEC, periodistas, programadores y especialistas en estadística y derecho formaron un equipo multidisciplinario con un objetivo claro: investigar de manera más global el sistema de compras públicas en Perú. En 2020, la herramienta se llevó el máximo galardón en la categoría “Innovación” de los Sigma Awards, los premios más importantes en periodismo de datos. 

¿Por qué el nombre? “Funes el memorioso” es el protagonista de un cuento de Jorge Luis Borges que tenía el denominado “síndrome del sabio”: la capacidad de recordar hasta los mínimos detalles de las cosas. Este es el espíritu del algoritmo que creó la redacción de Ojo Público. Un instrumento para leer miles de documentos y detectar indicios de la denominada corrupción “de colusión”: situaciones en las que un funcionario público está vinculado a una empresa y usa su poder e influencia para hacerla ganar un concurso público.

El algoritmo de FUNES, no es como cualquier otro. Está basado en la metodología desarrollada por Mihaly Fazekas que propone una definición de corrupción de acuerdo a ciertos indicadores. Estos parámetros, que son más de 20, tienen un peso determinado en el cálculo final y estiman en poco segundos el riesgo de corrupción de la empresa que se busca la plataforma. Para llegar al resultado, la herramienta explora 4 bases de datos con más de 245.000 documentos: analiza registros de contrataciones públicas, aportes a campañas electorales, listados de proveedores y hasta el Boletín Oficial del país. Cuando finaliza, las alertas o “banderas rojas” le permiten a Ojo Público contar historias que visibilizan casos de corrupción para promover cambios y mejoras. Ernesto Cabral, uno de los periodistas a cargo del proyecto, afirma que FUNES no solo ayuda a hacer más cortos los tiempos de investigación, sino que examina el sistema de compras de manera más general al combinar bases de datos distintas. Nelly Luna, editora general y co-fundadora de Ojo Público, explica que FUNES es mucho más que una herramienta periodística. Para la periodista permite “ejercer un mayor control ciudadano para hacer un seguimiento para la fiscalización”.

El nacimiento de FUNES en la redacción de Ojo Público: el detrás de escena del proyecto

Para Ojo Público, el proyecto no empezó de un día para otro. La información que utiliza la herramienta es el resultado de años de búsqueda de datos, limpieza y armado de bases públicas que no estaban fácilmente disponibles. “Cuando pedíamos las bases por acceso a la información nos decían que estaban en la página web, pero ahí solo había buscadores generales y no estaban”, recuerda Cabral. Esto llevó al equipo a crear scripts para descargar los datos que los sitios de Gobierno no mostraban y que eran clave para las investigaciones periodísticas en la redacción. Sin embargo, el camino para obtener la información de compras públicas fue aún más complicado: “Con el organismo que supervisa las contrataciones del Estado, tuvimos más dificultades porque cuando detectaban nuestra ip la bloquearon. Eso fue lo más difícil”, afirma Cabral. 

La organización y limpieza de las bases fue otro de los desafíos que Ojo Público debió enfrentar durante el proceso. Aunque el equipo había trabajado en historias con datos, nunca se habían enfrentaron a un volumen de información tan grande y que combinara varias fuentes al mismo tiempo. Adicionalmente, el algoritmo de FUNES incluía procesos de testeo que se hacían en simultáneo contra los datos que Ojo Público estructuraba y organizaba para subir a la plataforma. 

Las validaciones de los resultados de la herramienta son un momento crítico de un proceso de desarrollar un algoritmo. En estas instancias, la ponderación de los indicadores se iba ajustando para responder más adecuadamente al contexto latinoamericano. Por ejemplo, Cabral cuenta que se incrementó el peso de la variable de los aportes de las campañas políticas. También tuvieron que introducir modificaciones en el análisis de las compras regionales: “FUNES daba un mayor énfasis a los gobiernos locales por la cantidad de contratos, pero después veíamos que un ministerio tenía tres contratos que sumados representaban mucho más dinero que los contratos de esos lugares”. 

Como Open Contracting Partnership también desarrolló un sistema de banderas rojas para detectar riesgos e ineficiencias en las contrataciones, Ojo Público usó este modelo para re-validar el análisis del algoritmo. “Siempre corríamos los mismos datos contra el modelo de OCP, si obteníamos los mismos resultados, era una señal de que estábamos por buen camino”, enfatiza Cabral. El esquema de alertas de Open Contracting Partnership, evalúa, entre otros aspectos:

Confrontarse con ideas preexistentes 

El desarrollo de FUNES también tuvo un gran impacto en los periodistas que trabajaron en su desarrollo: “Los resultados que arrojaba el algoritmo te confrontaban con tus ideas preexistentes…nos confrontábamos con nuestros propios prejuicios. Por ahí uno pensaba que el mayor riesgo de corrupción se daba en un determinado organismo y el análisis tiraba otra cosa. En esos momentos teníamos que verificar si era un prejuicio nuestro o efectivamente debíamos ponderar mejor los indicadores”, afirma Cabral. El equipo de Ojo Público recuerda que la extensión del proyecto también fue un desafío: “Fue un trabajo de un año completo y había que mantener el ritmo, el empuje y la motivación en todo el equipo”.

Automatización y nuevas historias

“Aún quedan muchas historias por contar”, dice Cabral sobre el uso de FUNES y agrega: “En nuestros planes también está automatizar la carga de las bases en la plataforma”. La crisis por COVID-19 reorganizó el trabajo de todas las redacciones en el mundo, pero también mostró la relevancia de las investigaciones periodísticas sobre las compras públicas. Para Cabral, la situación actual es un punto de inflexión: “Con la pandemia quedó más claro que las contrataciones no son algo abstracto y que afectan a la gente. Por ejemplo: si hay un proceso de corrupción en compra de mascarillas, en determinada cantidad de días mucha gente puede morir. La pandemia puso en evidencia la relación directa entre contrataciones y afectación de derechos humanos, especialmente de los grupos más vulnerables”. En la actualidad, FUNES es parte esencial de las investigaciones que realiza Ojo Público en el marco de la red PALTA, una alianza de diversos medios de Latinoamérica para investigar las contrataciones públicas. 

¿Cuál fue el principal aprendizaje de FUNES

Cabral piensa por unos segundos y responde: “Los periodistas estamos acostumbrados a trabajar sobre contratos específicos. Cuando lo hacemos, lo único que pasa es que sacan al funcionario corrupto y así el sistema de corrupción sigue funcionando. Entonces necesitamos decir: no miremos un caso, no miremos diez, pongamos el foco en 200 mil y busquemos cuál es el patrón común en todos ellos. Eso hace FUNES. Nos permite tener una mirada global del sistema para atacar la corrupción en las compras públicas de manera más efectiva”.

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